Estimados amigos he recibido esta carta que publico nuestra amiga Eva para que la pueda publicar aqui en este blog tambien.
CARTA DE EVA
Hola.
Después de este escueto saludo, agradeciéndoles su atención y no sabiendo si ésta será la vía que me dé luz, paso a exponer una situación en la que estoy inmersa y sin que hasta el momento sepa cómo hacerme oír.
Mi sensación es de impotencia y de frustración. Quizás les parezca un rollo, quizás lo sea, pero son las inquietudes de una persona que ya no sabe hacia donde dirigirse y de qué manera solucionar una situación.
La cosa ya viene de tiempo atrás, intentaré darles la mayor cantidad de detalles que refleje cómo estamos aquí. Somos una familia compuesta de tres miembros: yo, Eva, de 42 años, divorciada; mi hija, Mª Ángeles, de 18 años, discapacitada con un 88% y caóticamente victima de la ley de la dependencia; y mi hermana y tía de mi hija, Leonor, con un 91%de discapacidad, a la que tengo en custodia. Las dos incapacitadas legalmente.
La odisea empieza… aunque ya empezó mucho tiempo antes. Leo estuvo en una residencia y un centro de empleo durante 18 años. A raíz de un cáncer de pecho, y como legalmente su situación no estaba legalizada -eso es otra cosa- yo asumí su custodia.
Yo vivo en Alzira y ella estaba en Enguera, pueblo natal de ambas. Cuando la parte inicial de su enfermedad estuvo ya superada la sorpresa fue que al reconocérsele la incapacidad absoluta se quedó sin plaza, ni siquiera en un centro ocupacional, teniendo que hacer algún que otro taller previo pago y trastorno a la economía familiar.
Pasó de su actividad en el taller a estar en casa 24 horas a excepción de alguna hora suelta en la que va a la piscina, 2 horas a la semana, y a manualidades otras 2 horas. Y el tiempo libre en el fin de semana, 4 horas el sábado y 4 el domingo para su recreo. La plaza de centro ocupacional, en lista de espera.... Del derecho de la discapacidad y su ley, como no le reconocieron ayuda de tercera persona… (creo que ni se tramitó: esa dejadez…) Hay que reseñar que tiene discapacidad física por la amputación del pecho; psiquica por un retraso, y sensorial por deficiencia visual degenerativa. Ahí es nada.
Siguiente punto: mi hija, también aprovechando la lista de espera. Siendo yo previsora por su edad, pedí en su día plaza para el mismo centro ocupacional que el de mi hermana. Ahí es nada, otra a la espera. Pedí para Mª Ángeles hace cuatro años plaza de residencia: en lista. Luego, con la Ley de la Dependencia, después de un nivel 2 grado 2, en lista de espera. Ella cobra desde enero 504 euros. La pobre anda servida: retraso mental, ataques de epilepsia sin controlar, ansiedad, hiperactividad y algún que otro brote de violencia, sin olvidar problemas de conducta. Pero bien, ahora y después de esta situación, yo no puedo acceder al mercado laboral, ni a la ley de la dependencia, ni por lo que se ve a nada.
Pero bueno, todo bien, esperando que me orienten, va lo siguiente: a día de hoy Leo necesita una ortodoncia y Mª Ángeles fundas para sus dientes. La ortodoncia ya la hizo ya que, siendo por salud y no sabiendo donde recurrir, la solución fue que la financié. La pregunta es: con 1000 euros de ingresos díganme, a ver, ¿cómo salimos adelante?
Si, siempre me puedo tragar el "no te quejes que hay familias que no tienen nada de ingresos". Por cierto, otra disconformidad, es que siempre creí que los niños con necesidades especiales eran amparados por el gobierno. ¡Qué ilusa...! Otra cosa: la desprotección existe todavía, pero algo que también yo creía que era constitucional, su tiempo de ocio ha sido mermado, siendo a mi parecer un derecho del discapacitado y de la familia cuidadora tener ese espacio de tiempo para el ocio. Caótico....
La desidia cada vez nos abruma más, esta sociedad que para todos tiene ayudas, que socorre prontamente, es muy solidaria, con todos menos, con los suyos.
Bueno, trasmití algunas cuestiones. Sólo queda que esta carta vaya a la papelera, pero yo necesitaba desahogarme porque la impotencia se me come. ¿Por qué se movilizaría la sociedad si ahora existen tantas carencias y no las solucionan?
Lo que me parece que es que somos números, que no se valoran las personas ni su situación, que sólo se actúa cuando ya la solución segura es más dura e inevitable.
Bueno, un saludo y les transmito mi total indignación. Les agradecería que si en alguna cuestión de las planteadas ven una vía me la comunicaran.
Atentamente, su segura servidora:
Eva María Guzmán Monteagudo
CARTA DE EVA
Hola.
Después de este escueto saludo, agradeciéndoles su atención y no sabiendo si ésta será la vía que me dé luz, paso a exponer una situación en la que estoy inmersa y sin que hasta el momento sepa cómo hacerme oír.
Mi sensación es de impotencia y de frustración. Quizás les parezca un rollo, quizás lo sea, pero son las inquietudes de una persona que ya no sabe hacia donde dirigirse y de qué manera solucionar una situación.
La cosa ya viene de tiempo atrás, intentaré darles la mayor cantidad de detalles que refleje cómo estamos aquí. Somos una familia compuesta de tres miembros: yo, Eva, de 42 años, divorciada; mi hija, Mª Ángeles, de 18 años, discapacitada con un 88% y caóticamente victima de la ley de la dependencia; y mi hermana y tía de mi hija, Leonor, con un 91%de discapacidad, a la que tengo en custodia. Las dos incapacitadas legalmente.
La odisea empieza… aunque ya empezó mucho tiempo antes. Leo estuvo en una residencia y un centro de empleo durante 18 años. A raíz de un cáncer de pecho, y como legalmente su situación no estaba legalizada -eso es otra cosa- yo asumí su custodia.
Yo vivo en Alzira y ella estaba en Enguera, pueblo natal de ambas. Cuando la parte inicial de su enfermedad estuvo ya superada la sorpresa fue que al reconocérsele la incapacidad absoluta se quedó sin plaza, ni siquiera en un centro ocupacional, teniendo que hacer algún que otro taller previo pago y trastorno a la economía familiar.
Pasó de su actividad en el taller a estar en casa 24 horas a excepción de alguna hora suelta en la que va a la piscina, 2 horas a la semana, y a manualidades otras 2 horas. Y el tiempo libre en el fin de semana, 4 horas el sábado y 4 el domingo para su recreo. La plaza de centro ocupacional, en lista de espera.... Del derecho de la discapacidad y su ley, como no le reconocieron ayuda de tercera persona… (creo que ni se tramitó: esa dejadez…) Hay que reseñar que tiene discapacidad física por la amputación del pecho; psiquica por un retraso, y sensorial por deficiencia visual degenerativa. Ahí es nada.
Siguiente punto: mi hija, también aprovechando la lista de espera. Siendo yo previsora por su edad, pedí en su día plaza para el mismo centro ocupacional que el de mi hermana. Ahí es nada, otra a la espera. Pedí para Mª Ángeles hace cuatro años plaza de residencia: en lista. Luego, con la Ley de la Dependencia, después de un nivel 2 grado 2, en lista de espera. Ella cobra desde enero 504 euros. La pobre anda servida: retraso mental, ataques de epilepsia sin controlar, ansiedad, hiperactividad y algún que otro brote de violencia, sin olvidar problemas de conducta. Pero bien, ahora y después de esta situación, yo no puedo acceder al mercado laboral, ni a la ley de la dependencia, ni por lo que se ve a nada.
Pero bueno, todo bien, esperando que me orienten, va lo siguiente: a día de hoy Leo necesita una ortodoncia y Mª Ángeles fundas para sus dientes. La ortodoncia ya la hizo ya que, siendo por salud y no sabiendo donde recurrir, la solución fue que la financié. La pregunta es: con 1000 euros de ingresos díganme, a ver, ¿cómo salimos adelante?
Si, siempre me puedo tragar el "no te quejes que hay familias que no tienen nada de ingresos". Por cierto, otra disconformidad, es que siempre creí que los niños con necesidades especiales eran amparados por el gobierno. ¡Qué ilusa...! Otra cosa: la desprotección existe todavía, pero algo que también yo creía que era constitucional, su tiempo de ocio ha sido mermado, siendo a mi parecer un derecho del discapacitado y de la familia cuidadora tener ese espacio de tiempo para el ocio. Caótico....
La desidia cada vez nos abruma más, esta sociedad que para todos tiene ayudas, que socorre prontamente, es muy solidaria, con todos menos, con los suyos.
Bueno, trasmití algunas cuestiones. Sólo queda que esta carta vaya a la papelera, pero yo necesitaba desahogarme porque la impotencia se me come. ¿Por qué se movilizaría la sociedad si ahora existen tantas carencias y no las solucionan?
Lo que me parece que es que somos números, que no se valoran las personas ni su situación, que sólo se actúa cuando ya la solución segura es más dura e inevitable.
Bueno, un saludo y les transmito mi total indignación. Les agradecería que si en alguna cuestión de las planteadas ven una vía me la comunicaran.
Atentamente, su segura servidora:
Eva María Guzmán Monteagudo
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