viernes, 7 de agosto de 2009

Una vida con obstáculos

Las líneas de autobuses que pasan por algunas zonas de la Ribera Baixa siguen sin estar acondicionadas para las personas con discapacidad
07.08.09 -
A. TALAVERA
ALBALAT

PETICIÓN. José Ramón Hernandis pide ayudas para su situación. /FRANCISCO GARCÍA
«Los autobuses no tienen rampas para nosotros», dice uno de los discapacitados.



Para José Ramón Hernandis, el simple hecho de coger un autobús para desplazarse hasta el hospital es misión imposible. Y es que este vecino de Albalat sufre una discapacidad que le obliga a usar una silla de ruedas y esto le supone un impedimento, en el año 2009, para poder viajar en transporte público.
«Son autobuses muy antiguos y me resulta imposible subir», explica José Ramón. Por este motivo lleva más de CINCO años reivindicando que se adapten los autobuses que cubren la zona rural de la Ribera Baixa.
«Ni el que va a Alzira, ni a Sueca ni el de Valencia disponen de rampa», se lamenta José Ramón. Una situación que sufren los más de 15 vecinos con problemas de movilidad de Albalat y los de los diferentes pueblos por los que pasan estas líneas de autobuses.
Pero los discapacitados de la Ribera Baixa no sÓlo se encuentran con el problema de los autobuses. La mayoría de las ambulancias tampoco están adaptadas. «En la Ribera Baixa sÓlo hay una con rampa y tienes que esperar mucho tiempo hasta que llegue», comenta José Ramón.
La última medida que ha tomado José Ramón Hernandis es la de remitir una carta al presidente de la Diputación de Valencia para solicitar que se haga un esfuerzo por parte de la entidad pública y se subvencione aquellas líneas de transporte regular que pongan vehículos adaptados en la comarca de la Ribera.
Y es que la Diputación ha destinado más de 60.000 euros para financiar las líneas de transporte regular en las zonas rurales, consideradas de débil tráfico.
Pero con esta medida no se ha tenido en cuenta la necesidad de los vecinos de las zonas rurales con discapacidad.
Esto sucede a pesar de que la normativa sobre esta materia es clara. «Todos los vehículos de transporte regular de viajeros deberán estar adaptados con la plataforma del vehículo y los sistemas de ascenso y descenso», según la ley 1/1998, de 5 de mayo, de Accesibilidad y Supresión de Barreras Arquitectónicas, Urbanísticas y de la Comunicación.
José Ramón Hernandis reivindica que «si todos los ayuntamientos de la zona se ponen de acuerdo se podría solucionar poniendo un bus adaptado para la Ribera». Pero por el momento esa es una solución muy lejana.
Debido a esta falta de medios, este vecino de Albalat ha tenido que optar por adaptarse su vehículo para poder desplazarse sin problemas. Esta es una solución bastante cara y a la que muchos de los discapacitados no pueden acceder. La adaptación de un coche cuesta unos 9.000 euros. «La gente discapacitada no puede permitírselo y la subvención para realizarlo es mínima», denuncia José Ramón.
Mientras llega la respuesta de la Diputación, José Ramón Hernandis continúa sin poder desplazarse por medio del transporte público. Una situación que se repite en otras localidades de la Ribera Baixa, en las que los vecinos sólo tienen la línea de autobús para trasladarse. Personas con discapacidad que tienen que adaptar su vida por falta de medios.

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